"¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás. Algo muerto que parece por momentos vivo. O un sentimiento suspendido en el tiempo como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar..."
Desde hace algún tiempo hay algunas personas que han vivido y sentido sucesos distintos en este castillo. Entre otros fenómenos se ha visto una figura de una mujer con una túnica blanca deambulando por las almenas y varias personas han oido alaridos y lamentos en determinadas partes del castillo, también diversas luces inexplicables. En el pueblo hay gente que cree menos y otras que creen más, pero todos ven en «Manuela» o «Manola» (como llaman al espectro o lo que sea) a un habitante más de este pueblo.
Un relato importantísimo de todos estos fenómenos inexplicables lo encontramos en el programa de radio dedicado al misterio «Milenio 3», capitaneado por el periodista Iker Jimenez; en concreto el programa realizado en directo desde el castillo que realizaron por el año 2005 y que titularon: «Misterio del castillo encantado, 25 años después» (Programa 474) y también el del día siguiente sábado, programa 475, aparte de algunos otros en donde menciona el fenómeno. Por televisión lo pudimos ver el 15 de octubre del 2006 en el programa «Cuarto Milenio» de 4 televisión, también dirigido por Iker Jimenez y por título «El castillo de Manuela», repetido el 15 de julio del 2007

Aquí vamos a comentar todo lo que se expuso en estos programas y que tienen como base un suceso que aconteció a los miembros de otro programa de radio otrora famoso dirigido por Antonio José Alés y que se llamaba «Medianoche», también en la Cadena Ser, cuando estaban realizando un programa piloto para televisión. Este suceso catapultó al conocimiento popular el fenómeno de la «dama blanca» del castillo de la Riba. Iker Jimenez se llevó a parte de ese equipo de radio, veinticinco años después, para realizar el programa de radio en directo desde el propio castillo de la Riba.

Este equipo de «Medianoche» ya había tratado este tema en varios de sus programas radiofónicos a raiz de un comentario que les hicieron unos chavales; a Antonio José Alés y a Mariano Revilla les pareció un tema interesante y ya habían acudido allí varias veces, alguna de ellas acompañados por hasta un autocar de oyentes del programa, pero nunca les sucedió ninguna cosa. Esta vez (año 1981) acudieron un equipo más reducido de 7 periodistas y técnicos y como hemos dicho con la finalidad de realizar un programa de prueba para emitirlo por la televisión, entre los componentes del equipo se encontraban: Antonio José Alés (director del programa Medianoche); Chema Fernández (actualmente ingeniero de telecomunicaciones y profesor de imagen y sonido y por entonces técnico del programa); Mariano Revilla (hoy en día director de programas y producción en la SER); Juan Poseu (empresario actualmente); Isabel García (productora de Medianoche y ahora subdirectora de recursos humanos en la SER); Almudena Belda y Tony Chao (por aquel entonces vivía en el castillo al ser amigo del dueño).
Para realizar la dramatización y rematar el programa con una pseudoaparición se colocaron diversas alarmas y volumétricos en un pasillo que la gente conocía como el «pasillo de las apariciones» por ser donde más sucedían sucesos extraños en el castillo. En concreto al final del pasillo hacia la escalera de subida se colocó un sensor infrarrojo, en la mitad del pasillo una barrera de ultrasonidos y al comienzo del pasillo una barrera de infrarrojos, todos ellos conectados con cables a un aparato central al parecer situado en una habitación que daba al pasillo antes mencionado y que Chema Fernández le bautizó como «UVI», sonaba una sirena y señalaba la alarma que se disparaba. La secuencia de la dramatización consistía en que se disparaban las alarmas, acto seguido subían al pasillo varios componentes del equipo y para rematarlo, aparecía un espectro realizado con cartulinas, con polvo en el aire y con un foco en contra. Para disparar las alarmas, Toni Chao, el individuo que vivía en el castillo, tenía que subir y hacerlo él, pero…antes de que subiera a dispararlas, saltaron mientras el equipo cenaba y descansaba. Todos se preguntaron qué había pasado y le dijeron a Toni si había sido él, pero éste lo negó y los demás cayeron en la cuenta de que materialmente no pudo ser ni Toni por que no le habría dado tiempo ni ninguno de ellos, ya que estaban todos allí.
Todos se preguntaron qué había sucedido si ninguno de ellos pudo hacerlas saltar y entre todos ellos se extendió la idea de que pudo hacerlas saltar ese fenómeno sobrenatural del que antes habían oido hablar; Antonio José Alés sugirió entablar conversación con ese ente, fenómeno, o lo que fuera y hacerlo a través de una especie de código: un sí consistiría en que sonaran dos alarmas y un no en que sonara una alarma y no solo eso, si no que sugierieron al fenómeno qué ultrasonidos o infrarrojos tenía que hacer saltar: ejemplo que salte el infrarrojo del final y el del medio…todo ese resultado lo verían reflejado en la «UVI»: la primera pregunta consistió en si era una mujer a lo que contestó con un sí, la segunda consistía en que si la molestaban, la respuesta fue no y la tercera fue si quería que ellos se fueran del castillo, a lo que la contestación dijo que sí. La verdad es que, en principio, parece una incongruencia las respuestas a la segunda y a la tercera pregunta.
Todo ello produjo que se esfumara rápidamente la idea de que pudiera ser una broma. Isabel García comenta en el programa de Cuatro que en ese instante en el pasillo «…algo pasó entre mi y J.A. Gonzalez, algo…una especie de corriente eléctrica…». El fenómeno contestaba inteligentemente y al ritmo de las preguntas, los testigos estimaban que no pudo ser casualidad, ¿pudo ser un insecto o un animal? no, ya que el equipo tuvo control visual del pasillo en todo momento. Hubo un momento de histeria entre algunos de los componentes.
Después de las preguntas, todos se volvieron al salón principal asustados y en ese momento algo se oyó en un micrófono que estaba situado en el salón superior al pasillo «de las apariciones» y que estaba conectado a un altavoz en el salón principal. «Se oyeron voces, una conversación…» Hablaban dos voces masculinas con palabras ininteligibles. ¿Una emisora de radio que se pudo colar? Tony Chao y otro componente cogieron dos cuchillos y linternas y subieron al salón superior por si hubiera alguna persona pero esto atentaba contra la lógica pues toda persona que hubiera pasado a ese salón superior tendría que haber pasado por ese salón principal en donde estaban situados todo el equipo. Arriba no había nadie. Cuando se bajan se empiezan a oir otra vez las voces. Los testigos hablan de una «sensación de agobio, de frío», «como si alguien te estuviera mirando mientras lees». Este tipo de fenómeno no es la primera vez que se ha producido en el castillo, algún conocido mío (Mario y compañía) han oido voces ininteligibles en el pasillo sin que aparentemente hubiera nadie. Varias personas que han acampado dentro del castillo también me lo han referido.

En otra visita posterior del equipo de Medianoche, Chema volvió con más gente, subieron a ese salón de arriba cuatro o cinco personas, se sentaron en unas colchonetas y apagaron las linternas…en completa oscuridad oyeron pasos de varias personas pasando por delante de ellos, se dirigían a una pared que daba al vacío, al barranco, pero se oía como si pasaran por un pasillo, encendieron las linternas pero no vieron nada. Esos pasos continuaban como por un pasillo pero ahí lo único que había era el vacío. Nunca más volvieron a poner alarmas ni ultrasonidos en el pasillo.

Chema Gonzalez también pudo distinguir una noche de luna en el patio posterior como un resplandor que él atribuye al fósforo que emana de los huesos de los cadáveres que se encuentran sepultados en el patio, fenómeno que se conoce con el nombre de «fuegos fatuos». Hay que recordar que durante la reconstrucción del castillo en los años 70 se encontraron diversos restos oseos en dicha zona, pero no hay que llegar a la exageración de algún colaborador de Iker Jimenez que habló de «miles de muertos».
Antonio José Alés no lo contó en la radio, según los componentes del equipo «fue la primera experiencia seria que él tuvo», «le sobrepasó un poco», «no quiso seguir investigando». Todos los miembros del equipo salieron bastante impactados de esa experiencia y 25 años después, cuando Iker estaba recordando el suceso, todavía se les ponían los pelos de punta. La «moraleja» que sacaron del suceso fue que estuvieron tentando a la suerte con esa dramatización y el espectro o lo que fuera, les vino a recordar con qué estaban jugando y que el fenómeno se rebelaba ante la escenificación.