Curiosidades diversas
Del castillo de la Riba de Santiuste
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El "cerro del ahorcado"

  Muy cerca del castillo se encuentra situado un pequeño promontorio conocido por los antiguos habitantes del pueblo como «cerro del ahorcado», el origen de dicho nombre es incierto, hay algunos que entienden que en aquel promontorio se ajusticiaba a los malhechores antiguamente, pero no hay nada claro. Otra versión parecida pudiera tener que ver con las distintas guerras y asedios que tuvieron lugar en la localidad y en las cuales los soldados vencidos sufrieran la ira de los vencedores con esta manera de ejecución. Otro origen pudo haber sido un suicidio de un antiguo habitante y que pudiera haber quedado grabado en la memoria del subsconsciente popular. Lo único que está claro de todo esto es que se desconoce su origen.

El cerro del ahorcado en segundo plano desde las almenas del castillo de la Riba

Subida de los muertos

  Al igual que en el caso de la colina del ahorcado, no se conoce de dónde proviene dicho nombre. Hay varias hipótesis al respecto: hay una que mantiene que en la ladera del castillo y por donde transcurre esa subida se encontraban distintos enterramientos rupestres quizás producto de las muertes ocasionadas durante las distintas guerras, asedios y enfrentamientos armados acaecidos en los alrededores o también quizás constituyeran los restos de esa Riba superior que entiendo que estarían situados en esa ladera orientada al este y más amesetada que la otra vertiente de la montaña en donde se asienta el castillo. Hay otra versión que consiste en que en esta zona se produjeron fuertes enfrentamientos armados en alguna determinada contienda y con gran mortandad y que por eso se quedó este nombre. Por último, podría consistir dicho camino en el recorrido de la procesión funeraria que partiendo del pueblo de la Riba tendría como término el patio trasero del castillo convertido en cementerio del pueblo durante una determinada época, debido a una gran mortandad producida por ejemplo por una fuerte epidemia.

  Durante el trayecto hay grabados y objetos curiosos. Aquí os presentamos una inscripción religiosa situada en una pared rocosa del camino y un crucifijo solitario situado en el principio del camino, que parece no venir a cuento de nada, a no ser que sea algo relacionado con la Semana Santa.

Inscripciones en el patio trasero del castillo

  En los programas de misterio dirigidos por Iker Jimenez y en diversas revistas se alude a unas extrañas inscripciones que hay situadas en las piedras del patio trasero del castillo. Se pueden distinguir una espada invertida con un damero, una especie de barco, una uve invertida, una rueda dentada al lado de la puerta de acceso al adarve desde el salón del primer piso, un ying-yang…Yo les quito todo significado oculto proveniente del pasado debido a que están realizados en piedra nueva en elementos del castillo que fueron reconstruidos durante los setenta y que se pueden distinguir observando las fotografías antiguas (ver sección estructura). En ese patio lo único que casi quedaba en pie era un esquinazo de la torre de la derecha si uno se sitúa mirando el «pasillo de las apariciones», y los dos torreones redondos esquineros y que miran al pueblo.

  Creo que simplemente fue un juego realizado por las personas que trabajaron en la reconstrucción de dicho patio y que eran todos habitantes del pueblo. También pudo deberse a la influencia de la asociación «Nueva Acrópolis» que durante un tiempo, parece ser, hicieron alguna de sus reuniones en el castillo. Aquí os enseñamos algunas de dichas inscripciones:

El león, el buitre y el caballo

  Durante un tiempo los visitantes que acudían al castillo y daban una vuelta por sus murallas podían escuchar unos rugidos que provenían del interior de la fortaleza, el origen era un cachorro de león que tenía Tony Chao, la persona que estuvo viviendo en el castillo durante un tiempo. Este cachorrillo, recuerda un sobrino del dueño, estaba cerrado normalmente en una habitación situada en el «pasillo de las apariciones» y cuando creció y se hizo más fuerte, al parecer, fue cedido al Circo de los Muchachos. Al haber trabajado en documentales de animales, Tony también parece que acogió a un buitre herido que fue curado en el castillo y también media docena de aves rapaces.

  En cuanto al caballo, según algunos, era utilizado por el dueño de la fortaleza en sus estancias en el castillo para poder bajar al pueblo, debido a la fuerte pendiente que hay y que impide el acceso en coche normal. Ese caballo se llamaba Caporal, tenía una nube en un ojo y vino de la yeguada de Cutamilla. Un amigo de Tony llamado Juan Riosalido intentó domarlo, ya que Tony Chao pretendía crear una especie de justas medievales en el castillo, pero al final por el carácter bronco del caballo no se llegó a nada y al final y trás un cúmulo de circunstancias desafortunadas Caporal falleció en el castillo.

La mesa redonda y las misas satánicas

En una de nuestras visitas encontramos en el salón del piso superior al «pasillo de las apariciones» una mesa redonda. La peculiaridad de dicha mesa redonda es que si la dabas la vuelta los largueros de madera que la sostenían formaban una especie de pentáculo y en cada esquina de ese pentáculo había restos de velas. Posteriormente en otras visitas y en ese salón alguien dibujó en la pared un carnero diabólico que llegaba a inquietar.

Iker Jiménez alude en sus programas a noticias que le llegaron acerca de procesiones de personas enlutadas que ascendían por las noches al castillo y prácticas satánicas en diversas estancias del castillo.

 

La gallina de los huevos de oro

  Hay también una leyenda que indica que dentro del castillo se hallaba una gallina que producía los huevos de oro, que se quedó clueca y que ponía los pollos de oro. Todo ello tiene su origen en la contribución que tenían que pagar en tiempos los habitantes del pueblo para el sostenimiento de la escasa mesnada que mantenía el obispo de Sigüenza en el castillo y que consistía en una gallina anual por vecino. Contribución ridícula que pasado el tiempo se abandonaría al quedar el castillo vacío y en ruina al perder su objetivo de protección de la zona por los períodos de paz que siguieron al afianzamiento del poder real en Castilla y en España.

 

Cementerio en el patio trasero

  Se comenta el gran número de enterramientos humanos que hay situados en esa determinada zona del castillo. Algún reportero ha hablado de «miles». También hay personas que han visto fuegos fatuos o el resplandor que produce el fósforo de los huesos de los muertos al entablar contacto con el aire.

  La verdad es que durante el acondicionamiento y rehabilitación del castillo, los albañiles del pueblo que trabajaban en ello sacaron algunos restos humanos de allí. El origen de aquellos restos se desconoce, puede ser debido al uso de ese patio por el pueblo como cementerio, al igual que en otros castillos como por ejemplo el cercano de Medinaceli. Ese uso como cementerio pudo ser ocasional, con motivo de una epidemia por ejemplo o ya más estable en una determinada época en la que el castillo estuvo abandonado y ruinoso. Otra versión que creo más acertada es el uso de ese patio como lugar de enterramiento a los caidos durante un determinado asedio o hecho de armas. Creo que fue usado durante el asedio de 1452 por los caballeros navarros y aragoneses que ocupaban el castillo como lugar de enterramiento de sus muertos al no poder enterrarlos fuera del recinto al estar sitiados por las tropas del obispo de Sigüenza (ver sección historia).

El castillo en un grabado antiguo francés

  Marcos Nieto, en su página web histgueb en el apartado «Una vez amaina la tormenta» nos comenta su hallazgo de un antiguo grabado francés del año 1824 atribuido al barón Louis Albert Ghislain Bacler dÁlbe, director en época napoleónica del «Dépot de la Guerre», lo que le llevaría a levantar mapas y cartografías para el uso de las tropas napoleónicas así también como a realizar plumillas y dibujos de los lugares que le llamaban la atención. Tras la caida de Napoleón, perdió sus cargos y se dedicó a publicar litografías de esos dibujos realizados durante las guerras del Imperio. Este es el grabado en cuestión:

  En la leyenda en francés nos comenta que son las ruinas de un castillo antiguo situado en el valle de Sigüenza. Por dicha zona habrían varios castillos pero yo creo que prácticamente se refiere al castillo de la Riba de Santiuste, de hecho estoy casi convencido. Aparte de la Riba estarían los castillos de Sigüenza mismo, el de Pelegrina, la torre de Séñigo y el castillo de Guijosa. En cuanto al castillo de Guijosa y la torre de Séñigo, se descartan debido a que están (el primero ya no, ya que está caido) en un llano, no en la cumbre de una montaña tal como señala el grabado. El de Pelegrina tampoco, ya que a pesar de estar en un promontorio rocoso, sus torres son todas circulares, no rectangulares, tal como señala el grabado. Y en cuanto a Sigüenza, el castillo del obispo, hoy parador, es un castillo menos esbelto que el contemplado en el grabado.

  A mi modo de ver, ese barranco es muy parecido al que actualmente sigue existiendo en el lado noroccidental del castillo y la estructura del castillo en su lado de poniente, es casi igual al plano dibujado en el año 1932 por el Doctor Layna Serrano en su obra «Castillos de Guadalajara» y que ya vimos en el apartado «Descripción General» de esta página web. Además, en el sepulcro del obispo Luján de la catedral de Sigüenza, podemos apreciar una escultura del castillo bastante ajustada a este grabado (vid. apartado «Historia. Siglos XIV y XV») Aquí podemos apreciarlo, gracias a la cortesía de Histgüeb:

  Las semejanzas del grabado antiguo con la realidad son principalmente por los tres torreones (dos rectangulares que se ven claramente y otro trasero que no se aprecia su forma) que corresponderían con los que se aprecian en el plano de Layna y en esta escultura. También la puerta de entrada del grabado se correspondería con el arco de entrada que hoy en día subsiste y que he señalado con el número 5 en el apartado «Estructura, primer recinto» de esta web.

Ripples en la subida al castillo

  Por cortesía de chemispredro.blogspot.com podemos destacar este aspecto curioso del castillo. Durante la subida podemos observas las huellas que dejó el oleaje del mar en las rocas hacia el período Triásico hace 200 millones de años. Los «ripples» son las huellas que dejan las olas al golpear contra la arena, estas huellas se cubren con otra capa de arena y así quedan ocultas a la vista y se petrifican por el peso de cientos de miles de sedimentos que se sitúan por encima y después vuelven a aparecer a la vista tras el proceso de erosión de las diferentes capas y sedimentos que se sitúan por encima: